mis brazos soportan todas las agujas,
mis manos, el frío perpetuo del amanecer.
Yo nombro lo que se va perdiendo por las rendijas de la noche,
el quehacer del viento en los alambres,
la verdad de lo oscuro, la humedad en el aire,
la luz que hiere, la palabra que mata.
Nada es imposible, porque todo tiene un nombre y un silencio.
f.
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