Abro los goznes de la luz
y es una camisa blanca sobre la noche.
Escucho el viento, siempre el viento
arrojando sobre nosotros su voraz queja.
No voy a desarmar este instante,
conversa el mar con su palabra honda sobre los farallones,
se hunden en el horizonte las nubes blancas,
yo ando por este trozo de vida
como si solo quedarán unas horas
y todo tuviera que ser la última vez.
f.
No hay comentarios:
Publicar un comentario