Hemos puesto en nuestra mente a cada cosa un nombre
y suena en el aire una voz diciendo Sahara e imaginamos un desierto.
No deja un río de ser río,
ni un mar se puede abandonar a otro nombre,
por eso pensamos siempre en una rosa
y el aroma y su posible color nos invade.
Todo adquiere sentido porque hemos marcado con símbolos la vida.
f.
No hay comentarios:
Publicar un comentario