Étretat
Después del silencio vino otro silencio,
traía juntos una nube y una mirada azul plagada de incienso.
El mar era un pensamiento deslumbrante,
nosotros, todos, andábamos por la estrecha senda de la calima,
sin saberlo éramos felices en el acantilado,
teníamos el fulgor de espera y la contrición
que tiene un privilegiado
mientras admira la obra del tiempo y la naturaleza.
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