Entonces escuché en el viento el canto de los pájaros
y en silencio miré al cielo y sentí la emoción de lo imposible.
Quise ser un hombre con alas y alzarme sobre el suelo.
Todavía, de vez en cuando me ataca esa quimera,
me domina el dolor de lo insensato
y siento un deseo irrefrenable,
apenas explicable por el raciocinio,
de volver a ser un ángel.
f.
No hay comentarios:
Publicar un comentario