Fernando Sarría Abadía (Ejea de los Caballeros, Zaragoza), Licenciado en
Filosofía y Letras, en la especialidad de Historia del Arte, por la Universidad de
Zaragoza. Ha dedicado varios años a la investigación en Historia del Arte, en
concreto a la escultura del siglo XVI aragonés. En esta materia ha participado en más de veinte trabajos en distintas publicaciones y revistas especializadas,
incluyendo el ensayo monográfico El retablo aragonés del siglo XVI. Estudio
evolutivo de las masonerías y la exposición Escultura aragonesa del siglo XVI en el Museo Camón Aznar, en 1993.
Ha sido incluido en las antologías “Versos sin bandera antología poética España – Colombia” , “Poesía en la margen”, “La luz escondida”, “Versos para Somalia”, “La luna en verso”, “Los Borbones en pelotas”, ”Locus amoenus” y “No me silencies, escúchame” entre otras.
Ha colaborado en diversas revistas literarias y culturales:
El Cronista de la Red, Yareah, Criaturas Saturnianas, Imán, Narrativas, Turia, La Nausea, Matemáticas y Poesía, Agora, Alora, Gealittera…así como sus poemas han aparecido en diversos blogs, él, mantiene diversos blogs poéticos y literarios.
En cuanto a su obra poética, en lugar de hacer una simple relación de títulos, voy a utilizar los versos de cada uno para, en unas pocas palabras, resumir cada poemario:
* No sé por qué mis manos cometen el error de las hormigas y buscan alrededor de tu cuerpo su supervivencia: “El error de las hormigas”(2008)(Editorial Eclipsados)
* Sabrás de mí en las mañanas, cada madrugada soy la sombra que te acaricia, ese que sigue pensando en ti cuando ve su cama vacía:“El Alhaquín” –primer accésit en el Premio de Poesía Delegación del Gobierno 2008-(Editorial Aqua),
* Bésame ahora, cuando todavía me duele. Cada vez va a ser más difícil olvidarte:En el 2010 “Todas las mentiras que te debo”(Editorial Eclipsados),
* A veces la apariencia es una sombra, una isla lejana, una nube cercada por el viento: en el 2011 “Babel en las manos”(Olifante Editorial)
* Después de ti, tu boca, ese paréntesis cálido de cruces sin destino donde me dejó el olvido: en el 2012 “Las Horas”(editorial Quadrivium),
* Aprendí poco a poco y jugué mis bazas, haciendo del milagro un triunfo: en 2012 “Calafell” (Sabara Editorial)
* Recuerdo que sí que me gustaban Janis y Jimmy, aunque tal vez murieron demasiado pronto, héroes vencidos de un juego al que nunca supe jugar y eso que en la ruleta he aprendido a perder hasta las esperanzas:también en 2012“Bares” (Ediciones del cuatro de agosto) ,
* He visto el mar sangrando en el atardecer, en ese instante soy solo una palabra más:”El buril y la piedra” (La fragua del trovador) en el 2013,
* Detrás de una pausa y el silencio vendrá la eternidad; un lugar sin más medida que la infinita espera: en 2014 ”Silencio (por favor)” ( Ediciones Lastura) ,
* Ven a mi cama, hay pendientes entre las sábanas viejas cuentas, en la bañera pondremos agua caliente. Mientras suene la música todo irá bien: en 2014, “Poemas de la incertidumbre” de editorial La isla de Siltolá,
* Es parte de la vida este deshacerte en cada instante, casi morir por todo lo que cae sobre tus hombros y al poco, darte cuenta que el mundo sigue y tú no eres nadie que importe en él:otro más en 2014 “La armonía en el vuelo de los pájaros” (La fragua del trovador)
* Me vence el púrpura, su veneno, el afán de frontera de mi costado, el silencio como tela de araña, un murmullo a veces inédito, a veces cierta belleza del océano: en el 2015, “Albada” ( Ediciones Lastura)
* Soporto este camino, esta herida desde la niñez y tengo guardado dentro el sonido de los viejos muebles muriendo: la plaquette “La caja de música” (Herradura oxidada) el 2016
* y “A plena luz” ( Ediciones Lastura) el 2017, antología de su obra entre 2008 y 2015, en la que Nacho Escuín dice que Fernando Sarría ha roto la barrera de la estética, genérica, de los públicos, lo ha roto todo –por fortuna- y a ver ahora quién puede devolver “las cosas a su sitio”, ni maldita la falta que nos hace.
LOS DÍAS CONTADOS:
Al escuchar o ver el título de este poemario, se nos pueden venir a la cabeza ideas relacionadas con una cuenta atrás, con el fin de algo, tal y como pasa en la novela homónima de Miklos Banffy, sobre la caída del imperio húngaro, la película “Días contados” (de Imanol Uribe, basada en la novela del mismo título, de Juan Madrid; aunque también hay una película chilena y otra argentina, con este mismo título).
Los días contados de Fernando Sarría son contemplaciones, sensaciones hechas poema, momentos efímeros que el poeta hace eternos para deleite de cada lector que se adentre en el universo poético de Fernando.
Y es que la palabra, y en muchas ocasiones el silencio, son capaces de hacer evidente lo que la mirada percibe y darle la importancia que casi nunca damos a lo observado, a la observación, participante o no, como forma existencial, como sinestesia de la carne en el verso.
* ¿Por qué Los días contados?
* ¿Contemplar como actitud ante la vida?
Hay un continuo deshacerse en la obra de Fernando, en su poesía, una reflexión incesante en torno al devenir del tiempo, hacia el principio del fin, hacia el final de todos los principios.
* ¿Deshacerse por y para qué?
No es importante la medida de las cosas que de verdad trascienden, al contrario, lo que de verdad merece la pena se mide con el valor de lo eterno, por más efímero que parezca, y así lo grita Fernando. El carpe momentum llevado a su máxima expresión, al deleite en cada instante, a la consumación de ese segundo irrepetible que es vivir.
En la contemplación de Fernando cabe todo lo mortal, todo lo que la palabra y su eco son capaces de materializar.
* Nos hablas de que las sombras se alimentan de silencio ¿háblanos de esta intrigante idea (que por otra parte estoy seguro que compartimos muchos)?
Fernando cuida el lenguaje, lo mima, le da la exquisitez necesaria, porque tan fundamental como el mensaje es la forma en que se expresa, las palabras son los surcos que conforman la realidad, el hecho diferencial con lo intangible. Lo respirable es lo que cobra sentido en cada verso de “Los días contados”.
* ¿Cómo ha sido tu proceso creativo en esta ocasión? ¿Tenías ya la idea clara o ha ido cobrando vida propia conforme la poesía se abría paso?
Hay una contemplación también retrospectiva, la contemplación de lo que habita en la memoria, el recuerdo de cuanto dejó huella, incluso la memoria del olvido, de lo desconocido, hasta la memoria de lo que nunca ocurrió. Esa es la magia de la contemplación del poeta, ese fingidor que decía Pessoa, ese observador que, en ocasiones, es el creador de una realidad paralela, o tal vez, de esa realidad que solo la sensibilidad de Fernando es capaz de sacar a la luz.
* ¿Cuánto de ti, de ese Fernando sin disfraces ni pudores, hay en este poemario?
La soledad es también parte del universo poético de Fernando Sarría, una soledad que no implica necesariamente tristeza o resignación; una soledad, a veces elegida, que le permite hacer un
ejercicio de introspección. Con versos llenos de simbolismo, el poeta nos invita a visitar su mundo interior tanto como ese mundo que observa y del que aprende y se nutre.
* ¿Es la soledad un elemento necesario para la construcción poética?
* ¿Y es esa soledad la que te permite desnudarte de prejuicios y escribir libremente?
Nos habla, nuestro poeta, de la verdad, del miedo a esa verdad, porque quizá esa verdad no es la que daría sentido a la vida, sino más bien la que puede romper en mil pedazos la aparente cordura de la vida.
* ¿A qué verdad tiene miedo Fernando Sarría?
Y, quizá, como parte de esa soledad, la melancolía, esa eterna melancolía que late imperecedera en cada verso de Los Días Contados; una melancolía que, como todo, se disuelve en cada amanecer para volver conforme pasan las horas y se repite la vida de nuevo, como nos dice Fernando, al modo de esas viejas películas en blanco y negro.
* ¿La vida sigue ya un guion escrito?
* Y, por otra parte, ¿Cuánto de cine, de música, hay en tu poesía?
Hay mucho, en mi opinión, en la poesía de Fernando, influenciado por la poesía oriental, por la ubicación de los versos en el espacio tiempo, por la simbología de la naturaleza y, especialmente, de un otoño que todo lo cubre, que todo lo puebla con su armonía cromática y sensorial
* El otoño, y especialmente noviembre, siempre están muy presentes en tu quehacer poético ¿Por qué?
Fernando es consciente de sus contradicciones, de su incertidumbre, de sus temores; de las sombras y las luces, de la noche y su desubicación, de la búsqueda de un norte más allá del propio viaje.
* ¿Hacia dónde camina Fernando Sarría poeta?
Los pájaros, París, Venecia, son parte recurrente en la poesía de Fernando, parte de esa voz propia, clara y contundente, que define a un poeta con denominación de origen propia. El amanecer, el crepúsculo, las horas, la urdimbre… y el silencio. Pero además de sus palabras o conceptos fetiche, Fernando es un investigador incansable, un buscador de palabras, de términos que puedan dar lugar a un verso.
* ¿Por qué esta incesante búsqueda de palabras, de imágenes nuevas?
Llama la atención un mensaje repetido a menudo en este poemario, la ausencia de perdón, un grito desgarrado pronunciando un no hay perdón, o quizá, un silencio resignado hacia lo que no tiene visos de cambiar: la voracidad de la propia vida. Aunque, nos lanza un atisbo de esperanza y nos avisa de que la senda del perdón empieza en los crepúsculos.
* ¿Es la noche, en tus versos, la metáfora del lado oscuro del ser humano?
Es muy interesante la forma en la que se estructuran los poemas, poemas cortos, muy visuales, y todos ellos con un a modo de moraleja final, materializada en un último verso, independiente, separado del resto, pero con una característica común en todos estos últimos versos: una fuerza descomunal, un mensaje claro, un arañazo inevitable en la certeza de cada lector.
A modo de ejemplo uno de los más impactantes: “Estremece saber que la vida es algo entre dos fechas”.
* ¿Era esa la intención de esos últimos versos de cada poema, impactar de forma contundente en la tranquilidad del lector?
También es muy interesante en la poesía de Fernando sus continuas alusiones a la niñez, a la inocencia, a la pureza que se va perdiendo a golpes de calendario; un calendario que nos acerca irremediablemente hacia la muerte, hacia el silencio de las palabras, hacia la oquedad sin tiempo, ni medida, y por ello, hay también en los versos del poeta un canto al carpe momentum, a ese disfrutar el instante como lo que es, único e irrepetible, y quizá… el último.
* ¿Es la muerte una idea con la suficiente hermosura como para dar sentido a tantos poemas o, es otra manera de llamar la atención al lector sobre la vida, sobre el momento, sobre cada instante y su importancia?
Conforme Los días contados llegan a su fin, Fernando va comprendiendo la verdadera y dolorosa sensación de ser hombre, de estar vivo; un hombre a solas con su invierno, a solas con su verdad desnuda, con su tristeza crónica. Sí, porque ya nos ha contado Fernando que no hay perdón, pero la realidad más cruel de esa ausencia de perdón, nos la muestra el tiempo… el tiempo es la máxima expresión de ese no hay perdón.
* ¿Cómo es tu relación con el reloj, tu día a día con el tiempo?
El desasosiego, el miedo a un mañana que sólo sea un clon del ayer, el temor al abandono, la insoportable convivencia con la memoria, y la llegada de la oscuridad, ser un hombre en medio de la oscuridad… y es que, quizá, la esperanza también tenga Los días contados…
Zaragoza, 12 de abril del 2018 en El Sótano Mágico.
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