Escribo despacio con runas jeroglíficas.
Hay palabras innombrables que solo sabe leer un corazón.
Después del fuego y el silencio
hay un humo en la piel con aroma de olivo.
Afuera, se ha sembrado de lunas la noche.
Quedó el frío impenetrable con su humildad de nieve.
Este acaso de permanecer sobre la tierra,
polvo y ceniza, barro y huellas del pasado,
nos deja en el alma las voces deshabitadas,
los caminos solitarios,
la herrumbre del tiempo
permaneciendo en el pensamiento
las sombras de cuando fuimos niños.
f.
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