¡Qué lejos nos deja el silencio!
La branza de la noche cruza el aire...
escucha...ahondar en nosotros
los pasos húmedos del atardecer.
Morir así, en tus brazos,
con un abandono de todos los principios,
sosteniendo en mi voz tu nombre,
un gemido profundo de aguardiente,
y siempre viviendo en el viento,
como una veleta,
temiendo tu olvido
f.
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