Prejuzgo el frío,
la verdad que encierra la sabara
en su organillo blanco
y callo escuchando la no palabra,
vigilando en un cielo gris
la solitaria avenida de la lluvia
o el paso rápido hacia el sur
de un incontable número de grullas.
No hay nada que esconder,
solo contemplar la desolación.
f.
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