Ella me hablaba que era parte de la tormenta,
el viento húmedo sin rostro que gemía en mi oído,
el valor de todos los trenes de la oscuridad.
Yo sentía en mi pecho el caer de la lluvia,
el galope incesante de caballos,
sus manos pequeñas y calientes, su boca sabia,
la muerte dulce en medio de la noche.
f.
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