Sabes bien
que soy el animal totémico
que te busca en la noche.
Tú no me temes,
ni siquiera cuando ves en mis ojos
la mirada turbia que te perturba.
Alargas tus brazos,
me recibes en tus pechos,
y tus uñas hacen en mi espalda
surcos de sangre y fuego.
f.
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