No hablemos más de las cosas que nunca tendremos.
Contempla mis manos,
son todavía capaces de sostener tus sueños.
He abierto demasiadas puertas
donde detrás de la palabra vida
solo quedaba una mesa con un hule gastado
y una botella medio vacía de oscuro vino.
Afuera, en el mundo, todo es silencio,
y aunque sabemos que el tiempo se nos lleva despacio,
este instante de demora nos da para respirarnos,
sabemos los dos que el miedo del otro tiene un poco del nuestro.
f.
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