Ahondo en el silencio
cuando la tarde tiene los pasos perdidos
y la luz es solo un reflejo de sombras
traídas y llevadas por el viento
como hojas olvidadas tras un vendaval.
No tengo respuestas para todo.
Nunca tuve más allá de poder cuantificar las perdidas.
Vendrá la noche y tejerá sus hilos,
un reguero de azules
tiznará de nuevo los cuerpos,
el dolor volverá a ser rojo,
siempre es así cuando la sangre nos inunda.
f.
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