A veces habito la línea azul que crea la distancia,
y respiro en una vereda holgada de silencio.
Contemplo fríamente lo que soy,
me miro como una habitación deshabitada,
un lugar donde los pocos muebles que hay ya no los recuerdo,
solo han quedado las marcas del tiempo en la pared
y los libros antiguos con mis sencillas palabras
como hojas secas de una vida perdida.
f.
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