Voy a escuchar la noche.
Contemplar los astros cansados de eternidad.
Ver como se mueven silenciosos los planetas.
Hay solo eso, la oscuridad habitada y un viento frío.
Ya no me llega el aroma de los jazmines
y tal vez, si tu me nombras,
vea caer la estela de una fugaz
o a lo lejos, junto al horizonte,
se ilumine un instante una luz
al pasar un tren nocturno.
f.
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