Quiero ver despacio el mundo,
la luz inquebrantable de las tardes de verano,
un renglón tras otro de signos
que son los que respiro.
A veces, nadie ve nada cuando mira,
y sin embargo, sientes un golpe de agua dentro,
que igual que se lleva junto a tu silencio algo de ti,
te deja parte de lo que ha de ser,
desde ese instante y para siempre tu recuerdo.
f.
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