Puedo perder mi identidad y ser solo viento,
el rumor del aire entre las drizas,
el dolor de la tierra,
los juncos partidos en el agua.
Dentro, me habita un pozo oscuro
donde sigue hablando la lluvia...
ahora los senderos tienen nombres
cuyo sonido es inteligible
y mis manos sostienen viejas armas de batallas perdidas.
Nadie encontrará mi nombre entre sus recuerdos,
aunque cuando cierren los ojos
y sientan batir el viento
sabrán que vivo en su memoria.
f.
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