Prescindo de homenajes porque nadie espera ya la salvación.
Se ha roto el vaso, y sin embargo tiznado de ti,
todavía me caben varias de tus metáforas en el corazón.
Mis manos sucias han guardado el peso de tus pechos,
así no es difícil, ahora que estoy ciego, buscarte en la noche.
f.
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