No hay promesa veraz ni acaso fratricida,
todo tiene un momento de urgencia,
un morir entre los labios como una herida abierta.
Después, en mitad del silencio,
tus manos sostendrán el centro de la tierra
y te ahogarás en una laguna negra
con la voracidad de las palabras crecidas en la noche,
verdades que quemará tu pecho
cuando sin esperarlo murmuren tu nombre.
f.
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