Mis manos son dos raíces de pájaro marino.
Dos o una sola que se bifurca en el viento.
Puedo desdecirme de todo,
la incertidumbre es un golpe de mar,
una marea que absorbe los naufragios,
los arrastra hasta el lugar "de no puedo más"
mientras morimos en plena calle,
cruzando bandas blancas y noches de luna nueva.
Pienso en la lluvia, en París,
en la mortalidad de todos los poetas,
en como desaparecemos en vida
vestidos de sabara y silencio,
y ardemos, sí, ardemos...
con el ultimo fuego de los secos sarmientos del otoño.
f.
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