Hay en la noche una mirada tuya.
Se forja el frío y siento el andar por el páramo del lobo.
Casi la nieve cubrió las huellas
pero no era Florencia donde mi corazón perdió su rumbo.
Nunca has recorrido este camino conmigo
cuando los árboles sustentan un bosque y su silencio.
Cierta nostalgia me traerá el atardecer,
esa luz en declive que como un universo sin astros
entra por la ventana y se adueña de una habitación vacía.
f.
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