Entonces no hay matices en su voz,
es un temblor que se yergue desde dentro
y cruje, y quema, y arde, se hace,
en medio de la oscura densidad de nuestros cuerpos,
luz diáfana que se disuelve sobre nosotros.
Luego su boca me devora
y muero varias veces condenado entre sus ingles.
f.
No hay comentarios:
Publicar un comentario