¿Qué tuvimos después del miedo?
Una longitud exacta de distancia,
sin márgenes entre tu boca y la mía...
la ciudad inundada de voces,
quebrados murmullos,
lo límpido que queda en la brisa tras el aguacero.
Escucho la melodía,
las palabras que queman,
la branza que nos ata,
el ahora vertido de luz del mediodía
y el quehacer de las huellas,
en azul de noche,
en la piel del otro.
f.
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