Recorro el azul,
una niebla tenue se hace de la piedra,
una humedad sin nombre que duele.
Tengo dos dedos en mitad de la boca: pido silencio.
Tras el atardecer las nubes se tiñen del color de la sangre.
Hay leones fuera que buscan mi cuerpo.
Solo escucho el canto de un pájaro.
Pido silencio.
f.
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