Lo rojo es la sangre entre las manos

Lo rojo es la sangre entre las manos, la mirada esclava de la noche, los pasos húmedos como peces dejados al azar del adviento.
Luego del silencio, más silencio, la esfera abierta a todo lo que temo, el miedo a lo que me asalta desde dentro y me condena a ser luz entre la sombra y grito así, sin reconocerme, solo en medio de todas las demás sombras...
Mi voz se pierde en el páramo, mis manos son arena roja, yo he encontrado un hueco en mi costado y dentro la calma, un alumbre de cristales blancos que como de niño ardían en el fuego...no sé dónde voy a dejarme caer, me duelen los huesos, la verdad que traigo, sin reconocerla, más que en mi interior, como un pequeño reloj roto por el tiempo que tiene mi rostro y se mueve con alas de pájaro...no he encontrado otra cosa dentro de mí más que está sensación que deja la vida de vacío a ciertas horas de la tarde.




f.