Olvidemos...la maleza solo trae los nombres,
lo anónimo cruza despacio la noche.
Cerremos...las manos, los ojos,
lo quebradizo es la luz,
la bandera donde se asienta la palabra.
¡¡Tanto océano!!...
esta marea sigue creciendo en mí.
Ahogado sin márgenes, sin orillas,
sin islas donde reposar,
cuando todo lo que sucede tiene un por qué
aunque sin rencor sepamos que es el azar un gran tahúr.
f.
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