No hay lunas que te nombren
aunque en la oscuridad nocturna
todos los nombres tengan vestigios de sombra.
Los bosques se arman de luces antiguas
y cantan mirlos que nunca se ven.
Amanecerás sin mí,
sin estar entre mis brazos,
y serás azul junto a otros cuerpos,
con tanta luz en tus ojos
como silencio en tus labios.
Amanecerá,
pero no sabré dónde dejaste la noche.
f.
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