He poblado de flores amarillas la tarde,
la urgencia de una voz se ha hecho solo declive
entre el largo crepúsculo que trae el verano.
y la música de un saxofón en medio de la calle.
Permitirme que me desnude,
no hablo de lo sencillo, quitarme la ropa,
tengo una piel con muchas sombras
y mi cuerpo guarda restos de las verdades del tiempo.
Detrás de todo lo que hablamos está el miedo,
un deshacerse en medio de silencio que guarda las preguntas...
nunca sé, si temo más al propio silencio
o a escuchar una sola de las respuestas que busco.
f.
No hay comentarios:
Publicar un comentario