A veces recorremos el mundo, el nuestro,
esas cuatro calles y una plaza
donde crece la sombra debajo de los árboles,
vienen a zurear las palomas
y a pedirnos migas de pan los gorriones.
Por eso nos creemos saberlo todo,
porque mirando a lo lejos solo vemos lo infinito,
un horizonte de silencios y crepúsculos...
aunque pensemos que hay bosques y océanos
que todavía tienen respuestas que darnos.
f.
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