Y a veces, como todos, también tengo miedo.
¿Acaso no se nota en mis silencios?
Regreso de tan lejos que ese esfuerzo me agota.
Una línea roja en el horizonte,
la distancia,
no puede tener más sangre mía
que mi propio cuerpo.
Existo en este momento.
Respiro mientras contemplo el universo.
Todos los astros me envuelven,
titilan ante mí y se pronuncian
en una estela de signos inolvidables.
Son fáciles las cosas ahora
cuando aceptamos que no somos más que eso,
demiurgos de historias cotidianas,
mínimas y sin importancia,
seres con recuerdos,
espejo de desengaños
y entre los rasguños y cicatrices
siempre latiendo en la noche un corazón,
una esperanza.
f.
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