Sobre lo que no escribo y callo también dejo palabras,
son huellas de pájaro que se deshacen en la tarde.
Paseo por las plazas vacías donde las palomas naufragan.
Ese lugar donde el silencio es de un mes entero
y los bancos se reservan las horas solitarias para morir al sol.
No me preguntéis por las razones que marcan la vida,
el destino de los astros es envilecer nuestros sueños,
hacernos diminutos ante el significado de su eternidad.
Yo sigo contemplando los crepúsculos,
en ellos se quedan olvidadas mis palabras más sinceras,
tendidas ante el último y encendido rayo que ya enmarca la noche.
Que fácil nos es morir en los arrabales de las cosas profundas.
f.
No hay comentarios:
Publicar un comentario