Sí, nos cayó el aguacero.
Cada sílaba tenía su poco de vida y su poco de muerte....
un poco de muerte...esa sensación que deja el miedo
cuando ante lo desconocido llega la noche,
y nos sabemos mortales respirando la lluvia.
Hoy he guardado mi silencio, su dolor entregado y sin márgenes,
quizás como punzadas abiertas en el lado izquierdo
cuando eres una solitaria isla en medio del océano
y el mar en calma solo susurra viejas verdades
en el frío húmedo del viento...
un poco de vida, sí, detrás de todo siempre queda la vida...
lo arbolado de las emociones te hace sentirte vivo,
mortal y eterno en esa inmensidad
que sin saber por qué crea un poema.
f.
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