Pronuncio un nombre en morse,
sílabas confusas en la noche.
Siento el trabajo de las abejas,
la miel devorada,
el hambre saciada por el hambre.
Junto al amanecer hay pájaros que cantan
y suenan campanas en el viento del otoño.
Presiento los ecos de una fiesta terminada,
la luz cenital de las lámparas
sobre nuestros cuerpos cansados.
Hay un viaje sin retorno,
ciertos cuentos antiguos que nunca leemos
cuando los salmos abrigan el corazón
y sin saberlo respiramos en silencio,
paseando bajo la lluvia por los bulevares de París
o sintiendo hundirse los vetustos palacios
un día cualquiera de Acqua Alta en Venecia.
f.
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