Presiento el mundo,
las azucenas que todavía guardan la humedad.
Un rastro de viento,
las lágrimas que desnudan todas las palabras.
Hay detrás de mí lo inacabado,
huellas de pasos,
un quejido sordo tañendo mi nombre.
f.
La poesía es un arma que se dispara sola como el amor de un loco
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