No sé dónde empiezan las sendas de las palabras,
solo las conozco abandonadas en medio de un páramo,
mirando al cielo y con sus raíces hundidas en la tierra.
Así y todo sé del dolor y del gozo que da encontrarlas de repente,
caídas en la noche como un relámpago sobre mí,
dejando jirones de luz y de sombras en mi cuerpo.
f.
No hay comentarios:
Publicar un comentario