Ni de ti ni de mí somos ya parte,
acaso lo angosto quedó como el verano,
fruncido a la piel y a los recuerdos.
Fue un viaje a medida de las manos,
forzando los amaneceres y agotando los besos de los labios...
era un ir y venir en las mareas,
de tu cuerpo al mío,
de mi corazón al vértigo de tus ojos.
Contemplo el mar,
no hay nombres en la arena,
solo ciertos destellos de todos los pequeños naufragios
que ha de dejarnos la vida.
f.
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