Bajo lentamente los peldaños de tu anatomía
como una gota caliente
que desde tu cuello se desborda
recorriendo tu piel
buscando un rincón abierto al deseo.
La lengua se desliza con ella,
trae un ir y venir de lluvia,
de viaje en la distancia,
un tren que no sabe parar
y que se pierde contigo
cuando gimes sin piedad mi nombre...
f.
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