Sé que es primavera en el Hemisferio Norte y la luz entra cada mañana hasta mi cuerpo como agua de un manantial que es eterno para una vida como la mía, corta y perecedera, dispersa y caótica en mi cabeza y de hondos resúmenes de dudas en las horas de cada día. Ahora presiento el golpe, seco y duro sobre mí, quizás el tajo, la caída desangrada de un mundo, pequeño como una gota de agua marina pero mío al fin y al cabo, la verdad acuciante buscando hambrienta consumirme...pero sí, es primavera en el Hemisferio Norte.
f,
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