Se desprende un aroma a rosas
reunidas en mis manos
como un manojo de estrellas rojas.
Siento el tacto de sus pétalos
trayéndome el último fulgor de la tarde.
Mis huellas son del silencio.
Sin palabras el mundo gira,
respira, vive,
mientras en el agua,
lentamente, navegan
iluminados los planetas.
A veces, lo más simple,
tiene un camino lleno de preguntas
y las respuestas
anidan en nosotros mismos
sin llegar a intuirlo.
f.
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