Contemplo lo que soy,
una señal roja expuesta al viento.
No temo a la noche
¿para qué temer lo inevitable?
ni siquiera al devenir continuo de la soledad
y su ansia de deshacerme en sus brazos.
He cruzado las líneas de la oscuridad,
soy un pequeño ladrón
que ha cortado las últimas rosas
y se ha llevado al lado de la sombra
el aroma de un jardín abandonado.
f.
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