Yo ando en las palabras que me marcan como si siempre fueran una senda nueva, no acabo de encontrarles su final, su deshacerse entre mis manos como los tormos de una tierra de labor, ni de encontrar el último margen, ese punto y aparte donde ponerles fin.
Si fuera tan sencillo escribir un poema y no volver a rescatarlo desde adentro, desde el sitio exacto donde duele, como duelen los recuerdos tristes, las estaciones antiguas de tu infancia y los trenes con asientos de madera, los parques de tierra donde jugabas a todo, los amores perdidos por los cines...eso era cuando todavía la línea era infinita y no debías elegir, no sabías elegir, solo respirar...pero un poema es como una marea muchas veces, vuelve a dolerte si lo relees y tu única salvación es lanzarlo al mundo, repartir esa carga tuya con otros ojos...y seguir pensando que alguien sabrá como abandonarlo.
f.
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