Sin más signos que la herrumbre del silencio,
el breve sonido del viento sobre las cosas
y la luz quebrada entre las hojas de los árboles
hurgando entre las sombras,
pasa el mediodía...
parece que el tiempo se ausenta en nosotros,
queda prendido a las manos,
anda con nuestros pies,
palpita despacio en nuestro corazón...
nos empapa de su certera melancolía.
f.
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