No hubo en el suelo más rosas cortadas por el viento,
solo existía el afán de devorar las horas,
hurgando entre la ropa,
como si la propia vida nos fuera en ello.
De entonces, solo recuerdo el aroma de tu cuerpo,
y el dolor posterior de mi espalda,
nunca llegue a saber
si fue por tus uñas o por las rosas cortadas.
f.
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