Escucho el viento en silencio
mientras hierve el agua que ha de hacer mi café.
Los pájaros son dueños del cielo luminoso de abril,
yo solo los contemplo navegar en el aire,
revolotean entre los árboles del jardín.
Cada vez soy más voz en silencio.
Desgrana su trompeta Miles en el aparato de música…
leo en la tarde los últimos poemarios que he adquirido.
El mar está a unos minutos, tranquilo, esperando.
Sé que la vida a veces es tan sencilla
que solo merece la pena respirarla
y meter sin prisas el cuerpo en ella.
f.
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