Escribo en la noche
sobre su almohada de oscuridad.
Hago frágiles nudos con mis dedos,
hilos luminosos que nombran viajes por Europa,
rescatan del silencio las buenas tardes del verano,
el mar y sus faros, el quehacer de las drizas,
la niebla que invade el bosque y sus nubes de pájaros...
traen desde los confines de la memoria
aquello que dentro de mí ya se ha hecho eternidad.
f.
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