El tiempo no es siempre tiempo,
y ni tú ni yo, a veces,
somos algo más
que unos pasos y su distancia.
El viento y las nubes,
los pájaros y el devenir constante de la luz y la sombra:
solo un cuadro abierto a la contemplación.
¡Tanto silencio en las sílabas que pronuncio!
como si fueran las verdaderas palabras
que trae un domingo de abril
entre sus manos
todavía tiznadas de la noche y sus presagios.
f.
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