Con las manos rotas es difícil sostener el mundo, aunque este mundo mío sea tan pequeño que se recorra con la mirada o tenga el valor intrínseco de las cosas que uno olvida. He dejado de pedirle cosas a la vida, porque quizás la vida no sabe dar, solo es una rueda que se sucede en su recorrido vital a si misma...las cosas pasan y de vez en cuando son buenas cosas y muchas veces son malas cosas...es interminable su enumeración y el calendario va cumpliendo su inagotable rutina.
Aún así o por eso mismo, hago como el pequeño príncipe y espero con naturalidad y cara de sorpresa todos los avatares que me van dando, eso sí, sé que ahora mismo no puedo sostener con mis manos ni lo más hermoso, y sin casi peso, que es un pájaro silvestre.
f.
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