Cabe en la lentitud de la tarde un cuerpo en las manos.
Un abrazo de barro sobre el barro,
de lluvia sobre la tierra mojada.
El aroma de un cuerpo
puede traer el caolín,
la piedra quebrada,
el sílex tallado por invisibles dedos
sobre el crecer armonioso de los girasoles.
Volver sobre el mar,
el caer de las horas,
la voraz ansia del silencio,
los pájaros en el cruce de la noche...
sabed que siempre hay detrás de la sombra
unos gramos más de insospechado destino.
f.
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