Ya no hay cabinas que nos guarden el rumor de las voces.
Sin monedas para descubrirnos
la noche esta tasada por la perdición.
Quiébrame ahora con el cuero de tu cuerpo.
Asciende por mí,
escribe con las uñas en mi piel
tu nuevo número de móvil.
f.
La poesía es un arma que se dispara sola como el amor de un loco
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