No surge el dolor como una fuente donde dejar fluir la sangre,
de ella solo tenemos entre cuatro y medio y seis litros,
un río denso y oscuro que recorre un mundo subterráneo.
Mejor fue tomar la solución del abandono,
eso sí lo hice despacio, lentamente,
como se van las nubes del invierno,
para poder hacer de ti una metáfora en medio del silencio.
Lo único verdadero que me dejó aquel año bisiesto.
f.
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